Preparación:
1. Limpieza:
Lava bien la piel, y si quieres, déjala remojando 15 minutos en agua con jugo de limón para quitar olores, luego enjuaga.
2. Cocer la piel:
En una olla, hierve la piel con sal y agua hasta que esté suave, aproximadamente 1 a 1.5 horas.
3. Secar la piel:
Escurre bien y seca la piel con toallas de papel o un trapo limpio para eliminar toda la humedad.
4. Secar al aire:
Coloca la piel en una rejilla y déjala secar al aire por varias horas o en el refrigerador para que pierda humedad y logre más crocancia.
5. Freír:
Calienta aceite en una sartén o freidora a 170-180°C. Fríe la piel en partes pequeñas hasta que se inflen y queden dorados y crujientes. Esto toma unos minutos.
6. Escurrir y salar:
Ponlos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa y añade sal al gusto mientras están calientes